Wednesday, 13 May 2020

Endemoniados del Swing




Vamos saliendo a bailar por turnos, una pareja tras otra. Te susurro a la oreja “el premio es nuestro, ya verás”; tú me respondes con una sonrisa cómplice. Tus labios me incitan, prominentes, carnosos. Te comería a besos aquí mismo, delante de todos. Pero no hay tiempo, somos ya los siguientes. En la espera hay que mostrarse simpáticos animando a los demás, porque el jurado y toda la gente nos miran de reojo, seguro que lo tienen en cuenta. Qué nervios. La salida es fundamental. Mira que lo hemos ensayado cientos de veces, pero siempre en este instante llega el subidón de adrenalina. Atención, los acordes del principio. Ya nos toca. Engarzamos nuestras manos y salimos al centro del escenario. Allá vamos...

Ya nos mecemos al capricho del diablo
dando vueltas y revueltas, ahora tú... y después yo.
Somos cautivos del swing. Endemoniados del swing.
Vuelo escondido en los pliegues de tu falda
Y con la mente contorneo tus rodillas,
que se juntan y separan al capricho de mi anhelo, a un lado y a otro.
Somos esclavos del swing. Endemoniados del swing.
Giran los pies apuntando hacia arriba y hacia abajo.
Circunvalo tu espalda. Una vuelta... dos vueltas.
Y seguimos meciéndonos al ritmo endiablado
de este swing. Enganchados al swing.

—Antonio...

Yo me agacho y tu lanzas una pierna

que girando sobrevuela mi cabeza
Y ahora hacemos lo mismo pero a la inversa
La gente flipa, todos aplauden y vitorean.
Somos adictos al swing. Endemoniados del swing.

—Antonio ¿me oyes? Joder, baja la música. Todo el puto día con los youtubes

Sí, también hay alguien que se queja. Pero da igual.

Sigo enganchado a este swing. Confinado en un swing.

—Que son ya las ocho y media ¿es que no piensas salir hoy? Todo el día pegado al ordenador, oye, es que hoy no has salido ni siquiera al balcón a aplaudir. Joder, te va a dar algo.

Tan sólo faltan unos compases más.

Yo te subo en volandas y así hacemos
la última acrobacia ¡Eso es! Todo perfecto.
Somos los reyes del swing. Endemoniados del swing.

—Oye... ¿y por qué no me has avisado para los aplausos?
Claro que te he avisado y no me has hecho ni caso.

Bueno, ya le toca a la siguiente pareja. Salimos del escenario y la gente nos aplaude a rabiar. Te lo dije, hemos triunfado. 

—¿Vienes o qué...? ¿Estás sordo? Pues ahí te quedas. Me voy sola.
Espera, espera un minuto, que ya voy.

  He detenido la imagen cuando sales en primer plano con el premio. Se te ve feliz, como cada día. Me acerco a la pantalla y te beso. Hoy te noto más fría, no sé, tal vez son los cambios de temperatura, llevamos una primavera tan convulsa... En cualquier caso vuelvo a besarte y más apasionadamente. No como el imbécil que sale ahí contigo, menudo soso. Bueno, pues nada, que me tengo que ir  ¡Hasta mañana!