—Buenos días. ¿Qué tenemos para hoy? —pregunta
el profesor al entrar en el aula.
—El tema 4 —responden los alumnos.
—Estupendo, la Edad Media. Pues carguen ustedes el
tema 4 —se sienta y observa la mirada perdida de los alumnos
mientras giran y pulsan los cursores de sus cascos—. ¿Ya lo
tienen?
—¿Pero lo bajamos al brain-drive o quiere que lo bajemos directamente al
brain propiamente dicho? —pregunta desde la última fila un alumno,
señalándose primero el memory-stick de la nuca y luego la frente
con ambas manos, para provocar las risas de sus compañeros.
—Usted cárguelo todo en el cerebro, Campbell, y así
podrá dedicar el resto de su vida al estudio de la Edad Media; ya me
lo imagino cabalgando “por la terrible estepa castellana, al
destierro, con doce de los suyos...” —contesta con sorna el
profesor, simulando cabalgar; y todos los alumnos le ríen la gracia
a pesar de no entenderla—. ¿Estamos listos...? Pues venga, nos
quedamos offline y vamos a lo conceptual —el profesor se quita su
casco, lo apoya sobre la mesa y comienza a andar entre los pupitres
para confirmar que los alumnos también se lo quitan.
—¿Qué pasa, joder? —pregunta en voz baja Müller a
su compañera de la izquierda que le ha dado un codazo.
—Dice que cascos fuera. Que vamos a lo conceptual.
—No
jodas, estaba viendo el partido —resignado se quita el casco—,
los Thunders van perdiendo dos a cero contra Real Warriors, que puta
mierda.
—¡Yhensú! haga usted el favor... —el profesor se
dirige a la última alumna de la fila izquierda, que se lo quita a
toda prisa— Hemos dicho que todos offline. ¿Me van a obligar a
poner el inhibit? Miren que nos quedamos sin cobertura de emergencias
¿eh?, y luego pasa lo que pasa.
El
profesor vuelve a su mesa, se sienta y, reclinándose ligeramente
hacia atrás, proclama ceremonioso:
—Ya
disponen de los datos históricos, ahora toca analizarlos,
relacionarlos y extraer conclusiones. Empezamos. A ver: visualicen el
diagrama uno. ¿Lo tienen? Bien, pues veamos qué hechos
fundamentales acontecen durante este periodo, del siglo V al XV.
—Guerras, hubo muchas guerras —se adelanta a
contestar Wang desde la primera fila— Lo de las Cruzadas y eso.
—Vale, pues podemos empezar por ahí. ¿Quién quiere
señalar las características principales de estos conflictos bélicos
que denominamos Cruzadas?
—¡Yo! ¡yo lo sé! —contesta un alumno alzando la
mano insistentemente.
—Sí, Bermúdez, cuéntenos usted.
—Pues... las primeras batallas se producen en ciudades
antiguas, de esas que ya no existen, Teherán, Damasco y otras de Oriente
Medio, tras una operación que llaman “Castigo Ejemplar”, en la
que hubo millones de muertos. Hay una peli en 4D con ese título,
magnífica, que lo explica todo —hace una pausa observando el gesto
de extrañeza del profesor, pero, al ver que no le dice nada,
continúa—. Se trata de una alianza entre varios países llamada
“Frente de las Naciones”, una coalición contra el Islamismo,
cuyos líderes son dos mujeres y dos hombres: Le Pen y Meloni eran
ellas, que por cierto es Jeniffer Roberts la que hace de Meloni y
está estupenda —ante las risas reprimidas de varios alumnos,
aclara:— estupenda como intérprete me refiero —lo que provoca
aún más risas—; y los otros dos... uno se llamaba Wilders y el
otro... no me acuerdo, es que la vi hace mucho.
—Ya, ya —interviene el profesor—. Imagino que el
cuarto se llamaría Trump. Pero no, Bermudez, no se trata de esas
Cruzadas. Se está usted equivocando de época, se ha ido diez siglos
después. Aquello fue en el siglo XXI y, efectivamente, algunos
historiadores también las denominan Cruzadas. Lo veremos en el
segundo trimestre, cuando lleguemos a la Edad del Silicio, siglos XX
al XXIV, pero ahora les estoy preguntando por las Cruzadas
Medievales.
—¡Yo, profe! ¡Yo, yo! —piden la palabra varios
alumnos a la vez.
—A
ver... Xuang —le señala el profesor—, díganos usted.
—Se trata de una serie de guerras de religión, que
tienen lugar a partir del Concilio de Clermont, en el siglo XI,
cuando el Papa Urbano II convoca a toda la cristiandad contra el
Imperio Islámico, entonces liderado por los grandes califatos de
Damasco, Alepo y...
—Pues eso, lo que yo decía —interrumpe protestando
Bermudez— Me equivocaba de siglo, pero eran batallas contra el
Islam, y en los mismos sitios que había dicho...
—¡Silencio! —interviene el profesor—. Hagan el
favor de respetar el turno de palabra. Continúe, Xuang.
—Como iba diciendo —hace una breve pausa para girar
su cabeza hacia Bermudez y mirarle con desprecio— se trata de una
serie de campañas militares contra el Islamismo, que se libraron
durante un período de casi doscientos años, entre 1096 y 1291,
impulsadas por los papas con el objetivo de restablecer el control
cristiano sobre...
—Un momento —le interrumpe el profesor con gesto
serio y se levanta para acercarse a los primeros pupitres—. Vamos a
ver, señores, todos los días les tengo que advertir lo mismo: no se
trata de leer, tal cual, los textos y los datos; no hace ninguna
falta, ya todos los tenemos en mente. Hay que analizar y, sobre todo,
relacionar esos datos, para entender y tener claros los conceptos que
hay detrás de ellos...
Tras unos segundos de tenso silencio, en los que el
profesor clava con severidad su mirada en los ojos de los alumnos que
tiene más cercanos, vuelve hacia su mesa y se sienta con visible
enfado.
—Señores...: —se toma un momento para intentar
construir, de forma positiva, el mensaje que quiere transmitir a los
alumnos— enhorabuena —con esta palabra mágica consigue la
sorpresa y la atención de todos—; sí, enhorabuena porque, con la
confusión entre unas Cruzadas y otras, han aportado ustedes un
magnífico ejemplo para demostrar que la historia se repite
cíclicamente. La humanidad vuelve a cometer los mismos errores, a
provocar las mismas tragedias una vez tras otra; y eso sucede porque
no reflexionamos sobre nuestra historia, así de sencillo —el
profesor constata que su discurso empieza a provocar algunos
bostezos, por lo que desiste—. En fin, dejémoslo. Veo que les
falta una buena sesión de trabajo. Así que, ya saben... el lunes
examen del tema 4. Y recuerden: será un examen de los conceptos, no de los
datos. Que pasen ustedes buen fin de semana —dice mientras empieza
a recoger sus cosas.
—Qué cabrón —comenta Smith en voz baja a su
compañera de pupitre— otro examen. ¿Se cree que su asignatura es
la única o qué?. Oye, por cierto, ¿tú le has visto la cabeza a
Bermudez? mírale ahora sin el casco, la tiene más oscura de lo
normal, sobre todo por detrás; es que tiene hasta pelos.
—Sí, qué asco. Algún cromosoma raro elegirían sus
padres cuando lo encargaron. Qué mal gusto, oye, con los miles de
fenotipos estupendos que hay en catálogo, la gente escoge lo más
feo.
—Tiene toda la pinta de ser de una familia
neoislamista de esas.
—Seguro. Deberían deportarlos a todos; y bien lejos ¿eh?, a Trappist-1f como poco.
Mientras los alumnos se ponen los cascos con ansiedad, Campbell reclama con voz chillona la atención de todos:
—¡Oye, oye, escuchad un momento! —solamente los de alrededor le hacen caso— ¡¡Escuchaaaad!! —aumenta aún más su chillido consiguiendo por fin que todos se callen— ¿Os habéis fijado...? En el siglo XI cruzadas, en el XXI cruzadas... Está claro: ¡este siglo nos toca cruzadas!
—¡Oye, oye, escuchad un momento! —solamente los de alrededor le hacen caso— ¡¡Escuchaaaad!! —aumenta aún más su chillido consiguiendo por fin que todos se callen— ¿Os habéis fijado...? En el siglo XI cruzadas, en el XXI cruzadas... Está claro: ¡este siglo nos toca cruzadas!
—¡Bieeeeen! —jalean todos al unísono.
El
profesor abandona la clase llevando el casco aún en la mano. Con el jolgorio reinante su portazo de
salida apenas se escucha.
Nota: Trappist-1f existe (ver aquí); es uno de los exoplanetas descubiertos la semana pasada que, junto a otros 6, gira alrededor de una enana roja situada a 40 años luz de nuestro sistema solar. El resto del relato, en cambio... nos gustaría que fuera ficción.