Monday, 6 November 2023

La toma falsa

 


 

 Los dos protagonistas charlan mientras esperan en el plató la realización de la última toma del día.

—Me encantó tu interpretación en la de Sorogoyen le dice él sonriente.

—Bueno... es un papelito corto el que me dio. A mi los thriller me cuestan, no sé... Soy más de comedia, lo mismo que tú.

Pues estabas magnífica, de verdad.

El que estás que te sales eres tú en la última de Santiago Segura. Ja, ja. Lo que me pude reír viéndote en ese papel.

—No te burles, por favor; eso es... cine-basura. Lo acepté porque de algo hay que comer, ya sabes.

—Qué ganas tenía de volver a hacer algo contigo —Ella se acerca más a cogerle el antebrazo.

—Y yo también, de verdad. ¿Cuánto tiempo llevábamos sin coincidir?  Desde la de los apellidos vascos ¿no? —él le coge una mano

—Sí. Qué bien lo pasamos en aquella ocasión. —ella corresponde con una tierna sonrisa.

—¡Atención, por favor! —exclama con voz aguda el ayudante de dirección.

—Bueno, luego seguimos contándonos. Pero estás preciosa, oye. Por ti no pasan los años —le susurra él acercándose más.

—Lo mismo te digo, estás divino. Ja, ja ella le contesta.

—Ssss... que esto empieza. Venga, ya después hablamos.  

La directora levanta la mano y espera a que todos guarden en silencio. Tras pocos segundos lo consigue y pregunta en voz alta:

—¿Sonido?

—Grabando —le contestan.

—Más arriba ese micro, Carlos, que se mete en el plano —advierte uno de los dos cámaras.

Uy, perdón

Ahí, estupendo, ahí vale.

—¿Cámaras? —continúa la directora con su protocolo.

—Grabando —responden casi al unísono ambos.

La directora se desplaza para revisar el plano en una de ellas y vuelve a levantar el brazo un par de segundos hasta confirmar la atención de todos.

—¡Acción! —exclama subiendo el tono de voz y bajando el brazo.

Los dos protagonistas avanzan unos pasos desde la pared de fondo chroma y se detienen mirándose el uno al otro sonrientes. La postproducción los situará saliendo, junto con más público, de una sala de conciertos.

—Qué bueno el pianista ¿verdad? me ha dejado alucinada —comenta ella.

—Sí, magnífico —asiente él—. Los cuatro músicos son actualmente de lo mejorcito del jazz; y la cantante... espectacular. Muchísimas gracias, oye, por llamarme y proponerme venir juntos a este pedazo de concierto.

—Sabía que te iba a gustar y, además... —ella se queda mirándole con la cara iluminada, extasiada durante cinco o seis segundos antes de continuar— además tenía tantas ganas de verte...

Tras esa segunda frase, no prevista en el guion, el ayudante de dirección se vuelve hacia la directora seguro de que va a interrumpir la toma con un sonoro "¡Corten!"; pero no, todo lo contrario, la directora continua observando ensimismada esa imprevista interpretación.

Y yo a ti —responde él aproximándose más frente a ella para posar las manos en sus hombros.

La actriz protagonista mira fugazmente a un lado antes de volver a clavar sus ojos en los de él y, tras un leve  suspiro, retoma el guion para preguntarle:

Tú vivías por aquí cerca ¿no?

—Muy cerca, sí. Bueno, sigo teniendo el estudio aquí al lado. ¿Quieres que vayamos y te enseño mis últimos cuadros?

Ay, sí, me encantaría. 

El ayudante de dirección se tranquiliza al ver que la interpretación se reconduce por fin al texto del guion.

—Pero tal vez prefieras ir a tomar algo primero, no sé... —dice el actor protagonista con un gesto de resignación, por tener que ceñirse al guion.

Ahora es ella la que eleva sus manos lentamente para acariciar la nuca de él. Los dos intérpretes vuelven al estado de ensimismamiento anterior, ajenos al rodaje. El tiempo transcurre, segundo a segundo, en un silencio colmado de deseo para ellos, de desconcierto para el ayudante de dirección, y de fascinación para la directora y el resto del equipo presente en el plató

Transcurrido ese momento mágico, los dos protagonistas giran sus cabezas para mirar a su alrededor; una mirada que les devuelve al sitio donde se hallan. Entonces ambos inician una sonrisa cómplice, tras la cual ella se dispone a retomar el diálogo y, ante la atónita expectación de los presentes decirle a él, con sorna, en voz alta y clara:

—Yo creo que lo mejor va a ser ir primero a tu estudio; allí follamos y ya luego.... pues lo que surja.

—Me parece fenomenal —contesta él partiéndose de risa.

El plató explota en carcajadas, aplausos y vítores:

¡Bravo, bravo! —gritan a coro todos.

—Ya tenemos una magnífica toma falsa —le comenta al oído el ayudante a la directora.

—De eso nada. Esta toma entra en la película. Ya veremos cómo, pero entra seguro.   

Los dos protagonistas salen juntos del plató a la carrera, sin despedirse de nadie. 

 

 


___________________________


 

 

 


Saturday, 23 September 2023

Ecos Retóricos del Génesis

 


Ecos Retóricos del Génesis

 

(Ejercicio Bremenáutico sobre Figuras Retóricas)

 

Mmmm... deliciosa la manzana se relame en boca de Eva (HIPÁLAGE).

Mientras tanto, Adán nada (PALÍNDROMO ). La laguna y el paraje circundante son hermosísimos, perfectos, como todo en el paraíso.

¡Ven! le llama ella ¡Prueba este pecaminoso manjar!

Al escuchar el reclamo y contemplar su lasciva figura en la orilla, él pone a flote toda su anatomía, en posición horizontal, izando en el centro su principal mástil (METÁFORA ) y respondiéndole:

¿Por qué no pruebas tú este manjar mío?

¿Cual? se acerca al borde del agua para fijarse y él lo señala Ah, no. El tuyo no es pecado, qué aburrido. Esta manzana sí que lo es y muy original.

¿En serio?

Claro, ya me lo había recomendado varias veces mi amiga la serpiente “Come de este árbol prohibido, verás cómo te encantan sus manzanas. Los mejores frutos son siempre los prohibidos; hazme caso, Eva” (PROSOPOPEYA serpenteante); y tenía mucha razón, están divinas.

Ah, vale, pues allá voy.

Raudo se acerca Adán a la orilla nadando, con buen estilo, los cincuenta metros espalda. Su verga, en cursiva, señala el rumbo a seguir. Al llegar y ponerse de pie, en cámara lenta se va acercando a Eva hasta posar las manos sobre sus caderas primero, para ir a continuación acariciando el delicioso camino ascendente por su espalda, muy despacio, hasta la nuca, percibiendo un dulce aroma que le hace exclamar:

Mmmm... ¿Qué es ese olor tan cautivador que emana tu boca?

Ella sonríe maliciosa y le muestra una manzana en su mano izquierda; una hermosa manzana con las huellas de dos bocados, que emite, en su parte aún intacta, melodiosos brillos (SINESTESIA)

¡Ooooh! Adán no sale de su húmedo asombro (otra SINESTESIA)

Tras cogerla y asestar él un tercer bocado, ambos se funden en un delirante beso.

Pronto, desde el cielo se oye un rancio trueno “Brrrrom... brrrrrroom” seguido de varios estornudos “Aaachís, aaaaachís” y después más truenos “Brrrrom... brrrrrrooooom” y, por fin, una voz grave reverberante:

Id a tomar viento, capullas, que siempre os ponéis en medio”a Dios le cuesta apartar las nubes

Vete tú a tomar por saco, gilipollas responden ellas enfadadas ¿Qué necesidad tienes, si puedes ver perfectamente todo por muy oculto que se halle? (otra PROSOPOPEYA, esta vez nubosa)

Pero ellos a mí no me ven, joder, que hay que explicároslo todo.

De varios manotazos más, Dios consigue por fin hacerse ver entre las nubes.

¡Oye, Adán y Eva...! Dios espera unos segundos y al no obtener respuesta insiste con más volumen ¡¡Eva y Adán ¿me oís? !!

Ellos continúan degustando la sabrosa manzana, un mordisquito aquí, otro allá, haciendo caso omiso de cualquier exhorto celestial.

Pues ¿sabéis qué os digo? Que os zurzan. Largaos del paraíso. ¡Y en este mismo instante, venga!

Habiendo Dios dicho esto, Eva y Adán degluten los trozos de manzana remanentes aún en sus bocas.

No está mal la manzanita pero... la verdad es que prefiero la dulzura de tus labios sin aditivos paradisíacos ni demoníacos, tal cual. Estás preciosa, Eva declara Adán.

Pues a mí tu cuerpo mojado nunca me había excitado tanto responde Eva.

Los dos se funden en un largo y delirante abrazo, durante el cual no paran de reír mientras restriegan entre sí sus cuerpos eufóricos.

Jaaa, ja, ja... Cómo mola pecarcomenta ella.

Ay sí, Eva, que gustazo.

Ja, ja jaaa...  

Ecos de sus grandes risotadas, jadeos y exhalaciones se escuchan por cerros y acantilados, que, saltando de unos a otros, van difundiendo por todo el planeta los retóricos ecos. (EPANADIPLOSIS)

 

________________


Según indica Juan Carlos en el acta del 13-9-23:

HIPÁLAGE.- Figura retórica que consiste en atribuir a un sustantivo una cualidad o acción propia de otro que se encuentra próximo a él en el mismo texto.

EPANADIPLOSIS,- Consiste en iniciar y cerrar un mismo período (frase u oración) con una misma palabra.

PALÍNDROMO,- Tropo que consiste en construir frases que se lean de igual manera haciéndolo de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. También se denomina así a la palabra que cumple esa misma condición.

METÁFORA,- Figura de significado por la que se aplica a un término el sentido de otro con el que tiene semánticamente relación, cierta relación o una casi nula relación.

 PROSOPOPEYA,- Consiste en atribuir cualidades humanas a un objeto o animal que naturalmente carecen de ellas

SINESTESIA,-  Consiste en atribuir una sensación a algo que no le corresponde.

 


Tuesday, 7 March 2023

Qué mal nos lo hemos montado los humanos


 


 Estaos quietos de una vez, por favor, me tenéis harto ya con tanto zarandeo ¿No veis que somos demasiados para dormir en una rama tan débil? ¿Por qué no os vais alguno a otro árbol? venga. Acordaos que fui yo el primero en llegar ¿eh? y os he ido permitiendo que os pusierais aquí a mi lado, uno tras otro; porque en una noche tan mala, nevando todo el rato como está, hay que ser solidario, está claro, y compartir los pocos sitios resguardados disponibles, pero es que entre todos me habéis ido empujando hacia el extremo, capullos, y mirad lo inclinado que está esto. Desde luego con vosotros no se puede ser bueno. Es exactamente lo mismo que me hacéis en la oficina, joder, que me he dejado media vida ayudándoos, enseñándoos todo lo que sabéis, me he partido el pecho por vosotros y ahora me arrinconáis, me margináis sin piedad. Queréis que me vaya a una sucursal de provincias y que me den por culo, eso es lo que queréis ¿verdad? Pues no, no me da la gana, que en las ramas de afuera la nieve se cuela mucho más y te mueres de frio. Os largáis vosotros, venga, que ya me estoy resbalando, qué... ¿Cómo que no queréis? Sois unos hijos de puta. Os voy a moler a picotazos, pedazo de cabrones, malos pájaros. Pero... joder ¿qué me pasa? No puedo; no puedo moverme. Me pesan tanto las patas, las... piernas. ¡Dios, me he quedado paralítico!

  Buff, qué horror. Qué pesadilla más mala. Sucedía algo con unos pájaros, pero apenas lo recuerdo. Debo tranquilizarme, no pasa nada; y es aún de noche, hay que seguir durmiendo, venga. Mi corazón se ralentiza poco a poco, parece que ya se acomoda a su ritmo normal. Debería abrigarme más, hace frío; pero no me apetece levantarme. ¿Qué hago, me levanto a por otra manta? No, tal vez no valga la pena, me desvelaría totalmente. Voy a probar a darme la vuelta hacia el otro lado. Eso es, metiendo los brazos y acurrucándome un poco más; así. En la calle debe hacer un frío que pela; tal vez esté incluso nevando. Pobres pájaros; espero que todos encuentren buen refugio, porque en este barrio hay pocos árboles de hoja perenne. Tal vez sea mejor irse al parque, eso es, allí están los ficus, que son tan abrigaditos, aunque hay pocos y suelen estar petados las noches como esta; pero bueno, tal vez en los magnolios encontremos sitio, sí, hay bastantes y son muy socorridos; porque yo desde luego paso de las coníferas, para dormir son incomodísimas. Venga, no le demos más vueltas, vamos al parque. El informe trimestral lo dejo para mañana. Esperadme, que vamos todos juntos. Yo creo que por un día de retraso tampoco le pasa nada al director, que se joda, siempre lo pide todo “con suma urgencia”, es un caga-prisas y un gilipollas. Un momento, que ya mismo voy. ¿Eh? No sé qué coño me pasa, no puedo estirar las alas. Esperadme, por favor, no me dejéis aquí solo con el frio que hace. ¡Nos os vayáis, cabrones! ¡Esperadme, joder...! ¿Pero qué pasa? ¿Qué es esa alarma que suena? ¡Ay, por dios! ¡Ay, ay!

  No, esta vez no es ninguna pesadilla, qué va, es el puto despertador quien irrumpe desabrido, como cada mañana. Pero ¿cuánto tiempo llevará sonando? ¿qué hora será? He dormido fatal, joder. Bostezaré, eso es, estirando bien brazos y piernas, arqueando la espalda. De alguna forma tendré que despabilar cada parte de mi cuerpo, maltrecho y perdido aquí en este desierto de cama. Ahora toca abrir los ojos, no hay más remedio. Allá voy... Sí, debe ser de día. La luz se cuela por algunas rendijas formando cinco o seis líneas difusas que proyectan sobre la pared otros tantos renglones vacíos, renglones en blanco. El día está por escribir, lo mismo que el puto informe trimestral. Ahora todo depende de mi exigua voluntad. Vamos, habrá que intentarlo. A ver... Voy a abrir la ventana, a ver si así me despierto del todo. Pues, vaya, no hace tanto frio. Hay varios pájaros alineados todos en la misma rama del árbol, justo enfrente de mí. Qué curioso, parece que me observan con atención. ¿Qué pasa, no os asusto? ¿Y si tuviera una escopeta de caza? ¿eh? ¡Pum, pum! Pero bueno ¿es que no os da miedo nada? Oye ¿qué descaro es ese con el que me miráis...? ¿y qué demonios cuchicheáis con tanto pio pio? Es increíble, el del extremo me guiña un ojo con toda desvergüenza. Ya comprendo, sí, os burláis de mí. Soy un pringao ¿verdad? Vosotros ya tenéis el buche lleno a estas horas; mientras que yo apenas tendré tiempo de engullir a toda prisa un miserable café en el bar de la esquina y salir pitando hacia el metro, allí me sumergiré apestado durante trece estaciones hasta llegar a la oficina. Una mierda, una puta mierda. Son ya menos veinte, me cago en dios, otra vez llegaré tardísimo, y llevo tres días seguidos así. ¿Qué disculpa me toca hoy? Decidme, venga, decidme vosotros que tenéis el día resuelto ¿qué cuento yo hoy en la oficina? Ah, os encogéis de hombros ¿no? Je, je. Pero qué lindos sois. Parece que os diera pena verme. “Mira, un humano dentro de su jaula, aún medio dormido y ya está estresado”. Tengo que vestirme a toda mecha. Hoy no hay ni ducha ni nada, abro directamente el armario a ver que coño me pongo. Sí, sí, vosotros seguid piando. La verdad es que me dais una tremenda envidia, joder, se os ve tan libres. Qué mal, pero qué mal nos lo hemos montado los humanos. Ahora iréis al parque tan a gusto, a picotear por ahí, sin prisa alguna. ¿Cómo? Ah, que me invitáis a acompañaros. Qué majos sois, muchísimas gracias. Pues estupendo, venga, hoy no voy a currar, se ha acabado. En el parque pensaré alguna excusa para justificar mi ausencia, tal vez allí encuentre el sentido a  esta vida tan absurda. Aunque la verdad es que... no tengo mucha certeza de nada ¿sabéis? Porque el despertador ha sonado, de eso estoy seguro; ahora mismo yo juraría estar despierto, pero no me fio, puedo haberme quedado dormido otra vez. Sí ya voy. Perdonad mi indecisión pero es que... mirando hacia abajo... buff, esto en un tercer piso, podría darme una buena hostia. Pero venga, no le doy más vueltas; es evidente que todo es real, aquí estoy, charlando con vosotros tan a gusto. Venga, nos vamos al parque. ¿Y para qué había abierto yo el armario? No recuerdo. Es absurdo vestirse. Portando ya este lustroso plumaje no necesito ropa. ¡Qué gusto! Un repentino optimismo me invade. Con sumo placer extiendo mis alas al salir por la ventana. Y ya vuelo...
 
 

Wednesday, 8 February 2023

Con mucha calma





Soy como un reloj; un reloj de los antiguos, no hay circuitería digital en mí, qué va, todo es mecánico. Tengo una maquinaria diminuta y precisa a la que doy cuerda todos los días, ella se encarga de transmitir vida a mis manillas.

Cuando miro hacia atrás, recuerdo lo largas que eran aquellas tardes de domingo. Comiendo el bocadillo sin parar de jugar con mis vecinos, al rescate, a tula, al escondite... Deprisa giraba entonces mi manilla más fina, una vuelta y otra, siempre aprovechando cada instante al máximo, cabían tantas cosas en cada tictac...

Luego me hice mayor, y fue al ser padre cuando, de tantas vueltas dadas, aquella manilla delgada y larga, mi segundero, se desprendió. A partir de entonces han sido los minutos, tan escasos siempre, los que marcaron el compás diario, empujándome constantemente aquí y allá; el café; el coche; ¿por qué no cambia ese maldito semáforo ¡que llego tarde a la oficina! Luego corriendo de vuelta a casa; el baño de los niños; ¿qué os hago hoy de cena?

Ahora soy abuelo y acabo de perder otra manilla, mi minutero. No puede ser, se habrá caído en la mesilla de noche, a ver... pues no; tal vez en el lavabo... tampoco. Nada, tendré que acostumbrarme a vivir sin ella. Ya sólo me queda una, una manilla corta y ancha; bueno... esta se mueve con calma, con mucha calma. Parece fuerte y, pensándolo bien, ha dado muchas menos vueltas que las otras dos, seguro que me durará más.