Anagnórisis
ἀναγνώρισις
Por la persiana entra algo de luz, muy poca. Apenas cinco o seis
rendijas filtran unos rayos apaisados sobre el suelo de la sala. No
recuerdo cómo llegué anoche hasta aquí. Borracho. Seguro que
llegué borracho. Tal vez Fede me traería. Aunque no, porque Fede
fue de los primeros en despedirse, de eso sí me acuerdo. Buff, con
esta resaca no consigo despertarme. Qué dolor de cabeza, por dios, me cuesta abrir los ojos. Es una habitación muy grande, con dos
ventanas: esta, junto al sofá donde estoy y otra similar en la pared
de enfrente, con su correspondiente persiana mal cerrada por donde
también entra algo de luz. Pues sí, debía estar como una cuba,
porque no recuerdo absolutamente nada. Seguro que me trajeron en
volandas desde el último bar y me echaron aquí, inconsciente.
Pero... ¿con quién estaba...? A ver: Luisa y Javi eran los
convocantes, eso es, y celebraban no sé qué aniversario; tal vez
sea esta su casa. También estaba Fede con un par de amigos, pero
Fede se fue pronto. Podría ser la casa de alguno de sus amigos,
aunque... espero que no, porque con uno estuve discutiendo un buen
rato, era un cretino y un facha, que se puso a subir el tono de voz
en plan agresivo; espero no estar en su casa, joder, qué putada
sería. Una silla. Mira qué detalle, me han dejado las gafas en una
silla que hace las veces de mesita de noche. Bueno, ya veo algo más.
Es una sala enorme, efectivamente. Parece que enfrente hay otro sofá.
Sí, bajo la otra ventana, y también con una silla en la cabecera.
Lo que no se ve, con tan poca luz, es la puerta; ¿dónde estará la
puerta en esta sala tan enorme? ¿Cómo...? Me ha parecido que se
movía algo. Por un instante, las líneas de luz proyectadas en el
suelo por la persiana de enfrente han variado su intensidad. Es en el
otro sofá. En ese sofá hay alguien tumbado, seguro. Será quién me
haya traído, claro. O no, tal vez es otra persona que acabó tan
borracho como yo. Por favor que no sea el facha cretino ese. Joder,
no me atrevo a moverme. Con las ganas de mear que tengo. Pero me
aguanto. Que se levante él primero. Sea quien sea, que levante su
persiana de una vez. Venga, si ya me he dado cuenta de que estás
ahí. Y seguro que tú también. No lo pienses más, joder, que me
meo. Nada, los dos ahí quietecitos, haciéndonos los dormidos. Ya
está bien. Voy a estirarme lentamente a ver si llego a tirar de la
cinta y abro mi persiana. No, mejor no. No voy a darle la oportunidad
de que me vea y yo a él no. Que levante él su persiana, joder.
Hostias, se ha movido por fin. Parece que ya no va a hacerse más el
dormido... Qué va, se vuelve a quedar quieto. Está igual de
mosqueado que yo. Es él, está claro, es ese facha de mierda. Nos
han traído aquí a los dos, uno frente al otro. Tengo que salir de
esta habitación y buscar a alguien por la casa, a esa persona tan amable que me
ha acogido esta noche, para que duerma la mona junto a ese
cretino de enfrente. Hay que encontrar la puerta. Allá voy.
¡Hostias! Se levanta también. Tengo que ser precavido. Estar
preparado para defenderme. Me cago en dios. Vamos los dos hacia el
centro de la habitación. ¡Joder, este hijoputa viene a por mí!. En
esta penumbra no hay forma de protegerse, lo único que vale es
golpear primero. ¡Ahora!
—¡Aaaahhhh!
Craaaasshhhh...
—¿Qué demonios pasa aquí?
Alguien
abre la puerta. Por fin. Qué dolor más fuerte en las manos.
—¿Pero bueno? ¿Qué haces? ¿Por qué rompes el espejo?
—¿Es un espejo?
—Lo era, joder. Ahora esta hecho añicos. Con la pasta que me
costó poner toda la pared de espejo, para las clases de ballet de Luisa. A
ver... Estás sangrando, tío.
—Ya. Lo siento, Javi, de verdad que lo siento. Es que... la
habitación era la mitad de grande de lo que parecía. Y había un
hijoputa en el sofá de enfrente... que era yo.
Antonio B (22-dic-2016)
La anagnórisis (del griego antiguo ἀναγνώρισις, «reconocimiento») es un recurso narrativo que consiste en el descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno, ocultos para él hasta ese momento.
La anagnórisis (del griego antiguo ἀναγνώρισις, «reconocimiento») es un recurso narrativo que consiste en el descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno, ocultos para él hasta ese momento.